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Mi primer viaje a sola después de haber llegado Holanda

Actualizado: 14 feb 2019




Hola, soy Maria Paula, de un pueblito cerca de Luján. Estaba estudiando profesorado de inglés pero decidí hacer una pausa y hace un año y medio tuve la loca idea de irme a Holanda como Au Pair.


Tomé el camino que me parecía mas fácil: un amigo me contactó con una familia en Holanda. La mamá anfitriona era latina y el papa holandés. Hable con ellos directamente, organizaron todo con la agencia que ellos contrataron y listo, yo solo tuve que buscar la visa y emprender mi viaje. Cuando quise acordar ya estaba en Amsterdam.


Ciudad increíblemente hermosa llena de canales y bicicletas por doquier. Lo más fabuloso de este viaje fue haber hecho amigas. No sólo nos matamos de risa y nos llevamos re bien sino que compartimos, viaje, cultura, momentos, buenos y malos.

Sí, porque estar fuera no significa que siempre va a haber momentos buenos, te puede tocar una familia como la mía donde no había mucha química y te deprimís un poco, o engancharte con un flaco y que se acabe. Pero para eso están las amigas, para apoyarte en

estos momentos. Otra de las cosas fabulosas de esta aventura fue haber tenido la posibilidad de conocer muchos lugares.


Estuve con una familia, ella peruana y él alemán, que tienen dos niños. Uno de ellos con un tipo de autismo (del cual se hace cargo la madre y yo del más peque), y al principio fue duro porque es violento así que más de una vez me dejó los brazos marcados, pero después revertí esa situación dándole más bolilla a él, porque entendí que lo que le pasaba era que se ponía celoso del hermano.


Lamentablemente, como comenté arriba, la familia que me tocó no fue la mejor y tuve varios inconvenientes aunque terminé el año con ellos. La convivencia no es sencilla y uno no puede creer que va a hacer química con la primera familia. Claro, esto no quiere decir que no puede ser así pero también hay que barajar esa posibilidad.


Si te vas sin agencia, la posibilidad de cambiar de familia es prácticamente nula y fue lo que me pasó a mí.


Gracias a mi grupo maravilloso de amigas argentinas y sus contactos pude sobre llevar la experiencia y la verdad es que no querría cambiar ese viaje por nada, pero si tuviera la posibilidad de volver el tiempo atrás buscaría una agencia para que me asesore y así si tuviera que cambiar tendría el apoyo de la misma.


Se que en muchos casos no contamos con el dinero para el pasaje y además el servicio que nos cobra la agencia pero realmente vale la pena trabajar para pagarlo.

Mi primer viaje sola fue a Bélgica. Me tomé el tren desde Amsterdam y me fui a Bruselas. Todo me parecía increíble, desde el momento de comprar el billete hasta el de tomar el tren, estar rodeada de muchas culturas y muchos idiomas. Gente que leía el diario, otros que comían un sándwich y otros que miraban una película en su celular. Viajé por unas dos horas viendo por la ventana maravillosos paisajes, pueblos, y estaciones de tren.


Gente con caras diferentes, de diferente tez y altura, hasta que por fin llegué a Bruselas, capital de la hermosa Bélgica.


Bruselas ciudad cosmopolita, capital del chocolate y donde se habla dos lenguas: belga y francés. Iba caminando por una plaza, admirando el jardín y sus flores cuando veo un artesano que estaba tomando mate. Automáticamente se dibujó una sonrisa en mi cara. Me acerqué a le conté que era argentina y nos pusimos a charlar y a tomar mates, como si nos conociéramos de toda la vida. En ese momento me di cuenta de que podés estar en cualquier parte del mundo pero cuando encontrás personas que comparten tu misma cultura es como si no te hubieras ido nunca de tu país. Este es uno de los tantos

momentos lindos e inolvidables que guardo de este año de Intercambio.


Como toda viajera solita me quedé en hostels para conocer gente y economizar. Me quedé dos noches en Bélgica: una en Brujas y otra en Bruselas. Los dos hostels eran antiguos y me recordaban los años de antigüedad que tiene este país. Uno de los hostels era precioso y pintoresco y el otro parecía película de terror! Había muñecos y estatuas antigüas, semi descoloridas, un horror, tanto me horrorizó que decidí mandar fotos a mis amistades. Lo que me encantó de ese hostel fue la atención el dueño, era un amor.


Caminé mucho, visité los monumentos más importantes de Bruselas como el niño que hace pis, la Gran Plaza, la catedral, el Museo Real de Bellas Artes. Comí muchos chocolates y en Brujas también caminé mucho para bajar los chocolates que aún seguía comiendo. Paseé por el encantador canal Dijvers que recorre la ciudad y visité la catedral y otros monumentos recomendados por mis amigas que habían estado unos meses antes.


Chic@s, si leen mi experiencia no dejen de viajar. Siempre nos van a pasar cosas buenas y cosas no tan buenas pero las experiencias que nos ofrece la vida hay que aprovecharlas.

Comiencen a viajar y con ellos su primera o nueva aventura…

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