¡Hola! Soy Tati y en mayo de 2016 contacté a Au Pair Adventure (APA) a través de una amiga que está en Canadá y que viajó con ellos.
Yo había aplicado también para Canadá con otra agencia, pero me dejaron esperando un año y medio y cuando hablé con APA descubrí la razón por la que no me colocaban: mi perfil no era suficiente para aplicar. Acepté los consejos de mi asesora y me encaminé a Holanda para poder ganar más experiencia, mejorar mi inglés y poder aplicar al año siguiente para Canadá.
El proceso con esta agencia fue súper rápido. Gracias a que ya había aplicado para la otra agencia ya casi tenía todos los documentos. Mi asesora los procesó y los mandó a Holanda para que comenzara la búsqueda.
Aun cuando sabía que la espera podía ser larga, ya que Holanda es un país pequeño y hay muchos chicos y chicas que quieren ir allí, enseguida me contactaron un par de familias. Había una donde uno de los padres era latinoamericano mientras que en la otra ambos padres eran holandeses. Mi asesora me sugirió seleccionar la de los padres holandeses para que pudiera mejorar mi inglés de manera más rápida y que tal vez pudiera aprender
holandés. Hice Skype con la segunda familia y enseguida nos entendimos. Ellos me invitaron a ser su Au Pair y yo acepté súper contenta.
En septiembre ya estaba en Holanda.
Yo soy de la provincia de La Pampa y tengo poco mundo, así que con 29 años cumplidos, para hacer los trámites de la visa a Buenos Aires, llevé a mi mamá. Esto lo cuento para que vean que gracias a este intercambio aprendí muchas cosas y crecí personalmente un montón ya que si no seguiría siendo la misma nena de mamá de antes. Tal vez lo sigo siendo un poco jajaja, pero definitivamente mucho menos que antes.
Mi mamá me acompañó a hacer todos los documentos que me hacían falta a pesar de los retos cariñosos y justificados de mi asesora en Au Pair Adventure. El día de la partida llegó y mi mamá me acompañó al aeropuerto, y entre lágrimas y abrazos tomé el avión cargada de todas las indicaciones de la agencia. Tenía una escala larga en Madrid y la agencia se encargó de hacerme un planito para que me tomara el subte y me fuera al centro de la
ciudad a dar una vuelta. Al final solo llegué al centro y me volví porque tenía miedo de perder el avión a pesar de que el tiempo me sobraba pero lo bueno fue que me animé. No creí que pudiera hacerlo pero la agencia, mi familia y mi mejor amiga me han apoyado siempre y gracias a ellos es que pude afrontar esta aventura.
Aventura que me llevó a conocer personas increíbles, amistades que espero que duren por siempre y conocer lugares que nunca pensé que podría conocer. Todo esto se lo debo a esta experiencia maravillosa.
Les aseguro que no a todos les gusta cuidar niños (y yo soy una de esas personas) pero la verdad me tocó una familia muy compinche y unos niños divinos, no me puedo quejar. Si no hubiese aprovechado esta experiencia no hubiese vuelto a casa con una experiencia laboral internacional, con un nivel de inglés avanzado y con los recuerdos maravillosos que hice.
Uno de mis primeros recuerdos fue la Navidad en Holanda. Como es tradición acá en los Países Bajos, todos los años llega Sinterklaas y sus ayudantes desde España. Normalmente el recorrido comienza a mediados de noviembre, hasta Navidad. Entra en barco en casi todas las ciudades para luego bajarse y subirse a su caballo blanco y de esta manera comenzar el recorrido por las calles. Se vive un ambiente muy festivo: música, risas, fotos,
niños por doquier ilusionados al verlo, las calles adornadas con todo tipo de luces. También lo acompaña su ayudante más famoso, el negro Saint Piter. Es todo un acontecimiento, incluso hacen todo un jornal en televisión para que los niños sigan su recorrido día a día.
Acá los niños reciben sus regalos unos días antes de Noche Buena, el día que Sinterklaas cumple sus años. Para eso deben dejar sus zapatos debajo de la chimenea, y si se quiere, comida. Como yo soy nueva en la familia envolvieron uno de los regalos con un papel característico y me hicieron una carta que tuve que leer en voz alta. ¡Hermoso todo!
Con las chicas fuimos a un mercado navideño en Dusseldorf, Alemania. Muchas comidas y cosas típicas del lugar, incluido el famoso y MUY delicioso vino caliente. ¡Pero la mejor parte fue compartir con ellas! Son un show, nos reímos todo el viaje. Nos enamoramos de un policía y hasta creo que viajamos por toda la cuidad gratis porque solo teníamos un ticket de tren. ¡Fue muy divertido!
Ese fin de semana largo de Navidad hicimos un viaje maratónico: Lyon y Chamonix en Francia, y Ginebra e Interlaken en Suiza. Conocimos a 2 colombianos que nos acompañaron todo el viaje, ¡re-piolas! Fue un viaje hermoso y lo especial de este fue pasar Noche Buena en otro país, brindando en una habitación del hotel, lejos de la familia y amigos que conocíamos, ¡pero realmente valió la pena! ¡Varias de las chicas no conocían la nieve, así
que estaban chochas! Subimos en un teleférico al Mont Blanc, bien alto, y arriba hay un cubículo de cristal al que una se sube y se saca la foto típica como si quedaras parada en el aire.
Luego vinieron los carnavales en el sur de Holanda, que sólo se festejan en Dem Bosch. Agarramos los bártulos y nos fuimos otra vez de parranda con las nuevas amigas. Todos los años, este carnaval tiene un tema nuevo y la idea es disfrazarse de eso. Algo muy común es que la gente se emborracha mucho aunque nosotras solo disfrutamos de alguna que otra cervecita.
A casi 7 meses de estar acá en Holanda tuve la hermosa visita de mis padres. El sueño de mi mamá siempre fue ir a España y estando yo acá que mejor excusa que venir a visitarme y de paso vacacionar. Esta era para ellos la primera vez que volaban. Vinieron por 15 días. Una semana la pasé con ellos viajando y otra semana viajaron solos porque yo tenía que trabajar.
Tanto mis padres como mi host family estaban muy ansiosos por conocerse. Mi host family fue muy amable y los invitaron a quedarse unos días en casa. A mi papá le encantan los niños y fue muy tierno verlo arrodillado en el piso por varios minutos jugando con Sepp y los regalos que les trajeron de Argentina. Lo que también fue tierno pero muy gracioso a la vez fue que ninguno de mis papás habla inglés. Ellos le hablaban a las personas en español, las personas les respondían en otro idioma y mis padres seguían hablando en español. Después vi a varias personas latinas haciendo lo mismo y me di cuenta que debe ser una tendencia cuando no se habla el idioma. Fue muy gracioso.
Organicé todo el viaje comenzando por Amsterdam. El primer fin de semana se quedaron en casa para conocer a mi host family conocer un poco de la cultura holandesa. Luego viajamos y de regreso también se quedaron en casa. Fue emocionante. El domingo a la noche tomamos un bus a Londres paseamos todo el día por Londres, caminamos sin parar por todos lados y luego en la noche viajamos a París. Nos quedamos una noche en la bella y
romántica ciudad de París y luego tomamos un vuelo a Roma. Estuvimos 3 días comiendo pizza y pasta, y luego partimos para Madrid: ¡el sueño de mi madre! Pasé esos días con ellos y luego regrese a casa para trabajar. Ellos se quedaron unos días más recorriendo y luego volvieron a Holanda. Fue una semana muy intensa pero hermosa.
Haber recibido la visita de mis papás, que conozcan a mi host family y ver cumplir el sueño a mi mamá de estar en España y el de mi papá de estar en Italia fue impagable.
El salario que tenemos en Holanda parece poco pero la verdad es que es el mínimo que le pagan a todo mundo. Claro que nosotras queremos hacer todo con el salario, ir de compras, viajar por todos lados, anotarnos en el gimnasio y salir con las amigas pero claramente con 340 euros todo eso no alcanza. Sin embargo a pesar de que yo no había llevado mucho dinero de refuerzo, como todo el grupo de mis amigas hemos podido aprovechar los 340
euros al máximo.
Si me preguntas te recomiendo que trabajes todo lo que puedas y te lleves dinero extra, más incluso del recomendado por la agencia. Pero también te digo que vivir con 340 euros te ayuda a aprender a economizar y organizar tus finanzas.
Esta, sin dudas, es una experiencia que vale la pena vivir.
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